martes, 15 de enero de 2008

RECICLEMONOS....

Encontre navegando este spot y me parecio interesante .Aqui os lo cuelgo.
¿Haber que os parece?.

A mi parecer es directo y se acerca a la realidad de forma feaciente,parece la descripcion de una fotografia instantanea de nuestro momento actual en la escuela.


DEMOCRACIA Y EDUCACION

Spot publicitario elegido como ganador del primer premio universitario en Honduras.Lema:

"NO PUEDES DECIDIR ,SI NO SABES ELEGIR"




APRENDIZAJE Y DISCIPLINA


Para mejorar la eficacia educativa de las medidas disciplinarias conviene tener en cuenta que:



1.-Uno de los objetivos de la disciplina es enseñar a respetar ciertos límites. Los estudios realizados sobre este tema reflejan que el respeto de dichos límites mejora cuando las normas son claras y coherentes, han sido elaboradas por todos los miembros de la comunidad escolar, incluidos los alumnos, y éstas se aplican a todos según unos principios previamente aceptados.



2.-La impunidad ante la violencia genera más violencia. La eficacia de dichos límites, y del contrato social en cuyo contexto se establecen, se reduce cuando las transgresiones graves quedan impunes. Conviene tener en cuenta, en este sentido, que la violencia está siempre más allá de los límites permitidos en cualquier contrato social democrático. Y que la impunidad ante la violencia que a veces se produce en la escuela es un grave obstáculo para enseñar a combatir este problema.



3.-La sanción debe contribuir a diferenciar entre agresores y víctimas, superando distorsiones. Los estudios realizados en contextos muy diversos reflejan que la impunidad ante la violencia hace que ésta genere más violencia debido a que los agresores (y las personas que se identifican con ellos) la interpretan como un apoyo implícito, transmitiendo que aunque en teoría se condena la violencia, en la práctica se aprueba. Esto hace que las víctimas sufran lo que ellas mismas describen como una nueva victimización. Así, la impunidad contribuye a reforzar dos graves distorsiones que potencian la violencia, que llevan, en su forma más extrema, a asociar la conducta del violento con la del héroe, y, con mucha frecuencia, a culpabilizar de dicha violencia a la víctima. En este sentido, una de las funciones de la sanción es establecer con claridad quién es culpable y quién no lo es; enseñando a asumir responsabilidades a quién las tiene y a no sentirse culpable a quién no lo es.




4.-La disciplina debe favorecer cambios cognitivos, emocionales y conductuales en la dirección de los objetivos educativos y estimulando la capacidad de adopción de perspectivas. Los estudios realizados sobre las deficiencias psicológicas que caracterizan a los jóvenes violentos reflejan que éstos suelen tener, entre otros, los siguientes problemas: 1) dificultades para comprender las consecuencias que su conducta produce en los demás; 2) distorsiones emocionales que les impiden sentir empatía y les llevan a culpar a la víctima de su propia violencia; 3) y falta de habilidades para afrontar la tensión y resolver los conflictos de forma no violenta. Los procedimientos de disciplina deberían contribuir a superar estos tres tipos de deficiencias, ayudando a que el violento se ponga en el lugar de la víctima, entienda lo destructiva que es la violencia, se arrepienta de haberla utilizado, intente reparar el daño originado y desarrolle alternativas constructivas para no volver a recurrir a ella en el futuro en situaciones similares. La eficacia educativa de la disciplina mejora cuando estos componentes son integrados con coherencia dentro de un proceso global.



5.-El respeto a los límites mejora cuando se aprenden habilidades no violentas de resolución de conflictos. Para evitar que las conductas antisociales se repitan conviene analizar siempre qué función han podido cumplir y como desarrollar alternativas tanto en el individuo como en el contexto. Y para conseguirlo, conviene tener en cuenta que los jóvenes violentos suelen tener dificultades para comprender y resolver los conflictos y tensiones que experimentan; como consecuencia de lo cual se comportan de una forma que tiende a obstaculizar no sólo el bienestar de sus víctimas sino también su propio bienestar, porque con su violencia aumentan (por lo menos a medio y largo plazo) las tensiones y conflictos que originaron su conducta violenta. Ayudarles a descubrirlo y enseñarles procedimientos sistemáticos para resolver de forma más inteligente y justa sus tensiones y conflictos puede ser, por tanto, un procedimiento muy eficaz para prevenir la violencia. Los estudios realizados sobre este tema reflejan que dichos jóvenes suelen tener alterado todo el proceso a partir del cual se analizan y resuelven en la vida cotidiana los problemas interpersonales, proceso que incluye las seis habilidades siguientes, sobre las cuales habría que centrar la intervención: 1) definir adecuadamente el conflicto identificando todos sus componentes e integrando en dicha definición toda la información necesaria para resolverlo; 2) establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos según su importancia; 3) diseñar las posibles soluciones al conflicto y valorar cada una de ellas teniendo en cuenta las consecuencias -positivas y negativas- que pueden tener para las distintas personas implicadas en la situación; 4) elegir la solución que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo; 5) llevar a la práctica la solución elegida; 6) valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, volver a poner en práctica todo el procedimiento para mejorarlos.



6.-Es preciso que la disciplina ayude a luchar contra la exclusión en lugar de aumentar su riesgo. Desde los primeros estudios longitudinales sobre el origen de la violencia, se ha observado continuidad entre determinados problemas relacionados con la exclusión, tal como se manifiesta en la escuela desde los 8 o 10 años de edad, y el comportamiento violento en la juventud y en la edad adulta. Según dichos estudios, los adultos violentos se caracterizaban a los 8 años por: 1) ser rechazados por sus compañeros de clase; 2) llevarse mal con sus profesores; 3) manifestar hostilidad hacia diversas figuras de autoridad; 4) expresar baja autoestima; 5) tener dificultades para concentrarse, planificar y terminar sus tareas; 6) falta de identificación con el sistema escolar; 7) y abandonar prematuramente la escuela. Los resultados obtenidos en nuestras investigaciones con estudiantes de secundaria sugieren también que la exclusión social puede estar en el origen de su identificación con la violencia y la intolerancia; puesto que dichos jóvenes se diferencian, además, del resto de sus compañeros y compañeras de clase, por: razonar en situaciones de conflictos entre derechos de forma más primitiva (más absolutista e individualista); justificar la violencia y utilizarla con más frecuencia; llevarse mal con los profesores; ser rechazados por los otros chicos y chicas de la clase, y ser percibidos como agresivos, con fuerte necesidad de protagonismo, inmaduros, antipáticos y con dificultad para comprender la debilidad de los demás. Perfil que refleja como causas posibles de la intolerancia y la violencia la dificultad para sentirse aceptado y reconocido por la escuela y el sistema social en el que se incluye. Resultado que apoya una vez más la importancia que la lucha contra la exclusión tiene para prevenir la violencia; así como la necesidad de tenerla en cuenta en las medidas de disciplina que con estos jóvenes con alto riesgo de exclusión se tomen.



7. -Conviene incluir la disciplina en un contexto de democracia participativa. Los estudios realizados sobre las condiciones que influyen en el respeto a las normas reflejan que cuando se exige a los jóvenes que se limiten a obedecer las reglas que otros han creado, suelen sentirse pocos comprometidos con su cumplimiento. Al contrario de lo que sucede cuando los y las jóvenes participan realmente en la organización de la vida en común, y de las acciones que será preciso llevar a cabo cuando se transgreden. Y es que cuando todos los miembros de la comunidad tienen un papel activo en la creación de la normas y éstas se conceptualizan como un medio para mejorar el bienestar de todos y de todas, su imcumplimiento deja de representar una mera desobediencia y pasa a ser comprendido como una incoherencia, como falta de lealtad, con uno mismo y con el grupo al que se siente pertenecer.



Conviene tener en cuenta, por otra parte, que para prevenir los frecuentes comportamientos disruptivos que surgen en algunas aulas hoy, es preciso desarrollar objetivos y proyectos académicos en todos los alumnos.

LA AUTORIDAD EN CLASE



. La autoridad del profesorado
Hacia una nueva forma de ejercer el poder y la autoridad

Para comprender cómo puede el profesorado resolver los problemas de pérdida de autoridad mencionados con frecuencia en los últimos años, y la eficacia que en este sentido pueden tener los procedimientos propuestos en esta página web, y especialmente el aprendizaje cooperativo que se describe en los apartados 1.5 y 1.6, conviene tener en cuenta cómo afectan a su forma de ejercer el poder; entendiendo por poder la influencia potencial de una persona para cambiar la conducta de otra; y que según la clasificación propuesta por French y Raven (1959), permite distinguir cinco tipos:


1) El poder coercitivo se basa en la percepción de la figura del profesor como mediador de castigos. Su fuerza depende de la magnitud de los castigos y de la probabilidad subjetiva (percibida por cada alumno/a) de evitar el castigo comportándose de la forma requerida; es decir, la probabilidad de ser castigado si se conforma menos la probabilidad de ser castigado si no se conforma. Los cambios producidos por el poder coercitivo del profesorado son más dependientes de su presencia física que los cambios producidos por cualquier otro tipo de poder. Por otra parte, si el profesor ejerce su influencia de forma coercitiva disminuye la atracción de los alumnos hacia él y éstos tenderán a evitarle. El frecuente incremento de los problemas de indisciplina observado en los últimos años, especialmente en la educación secundaria, refleja que el poder coercitivo del profesorado ha disminuido sensiblemente. Las superiores oportunidades que las diversas innovaciones educativas que en esta página web se proponen (aprendizaje cooperativo, discusión entre compañeros, resolución de conflictos y democracia participativa) suponen de utilizar los otros tipos de poder puede ayudar a resolver dichos problemas.


2) El poder de recompensa se basa en la percepción del profesorado como mediador de recompensas. Su fuerza depende de la magnitud de las recompensas y de la probabilidad subjetiva (percibida por cada alumno/a) de ser recompensado si cambia frente a la probabilidad de ser recompensado si no cambia. Su eficacia depende de la presencia física del profesor y se reduce a las conductas que pueden ser premiadas. Su utilización puede hacer aumentar la atracción del profesor (y de esta forma el poder de identificación) siempre que las recompensas sean percibidas por el alumnado como legítimas. Por otra parte, si el profesor promete premios que luego no puede proporcionar, por requerir por ejemplo conductas de gran dificultad, disminuye con ello su poder de recompensa. El incremento de las oportunidades de obtener éxito y reconocimiento que el aprendizaje cooperativo supone en determinadas condiciones, hace que también aumente el poder de recompensa del profesor, especialmente con los alumnos y alumnas que con otros procedimientos suelen tener poco éxito.


4) El poder legítimo se basa en la percepción del alumnado de que el profesorado tiene derecho a influir sobre él. Supone la aceptación de un determinado código o conjunto de normas según el cual el profesor tiene derecho a influir sobre los alumnos, y éstos el deber de aceptar dicha influencia. La amplitud del poder legítimo, los tipos de conducta sobre los que puede ejercer su influencia, suele estar prescrita de forma muy específica. El uso indebido del poder por el profesor, por ejemplo intentando cambiar una conducta del alumno sobre la que no se le reconoce el derecho a influir o empleando un procedimiento inaceptable, hace disminuir su poder legítimo y la atracción de los alumnos hacia él. Con lo cual disminuye también su poder referente. Aunque el cambio conductual originado por el poder legítimo depende, en principio, de la presencia del profesor, al activar valores aceptados por el alumno puede volverse fácilmente independiente y mantenerse sin intervención alguna de aquél. Las innovaciones educativas que en esta página web se presentan pueden incrementar el poder legítimo del profesor siempre que las razones educativas de la innovación, y los criterios de su aplicación, sean suficientemente comprendidos, incluso consensuados con el alumnado, y que los considere justos.


4) El poder de experto se basa en la percepción del profesor por el alumno como poseedor de un conocimiento especial en una materia determinada. El poder de experto de una persona suele tener una amplitud muy reducida, limitándose al ámbito cognitivo y a parcelas específicas; ya que es difícil que una persona sea considerada experta en un área muy amplia del conocimiento. Si el profesor intenta ejercer este tipo de poder más allá del campo en el que se le reconoce suele disminuir la confianza del alumno en él y de esta forma su eficacia para ejercerlo con posterioridad. El cambio cognitivo del alumno producido por el poder de experto del profesor no depende de que aquél sea observado por éste; y puede ser enseguida independiente de la presencia del profesor. Los cambios de los últimos años en el acceso a la información han disminuido el poder de experto del profesor, especialmente en la educación secundaria y más allá de la materia específica que imparte. También en este caso, las innovaciones educativas que aquí se presentan ayudan a redefinir el papel docente, puesto que cuando el profesor trata de compartir con los alumnos su poder de experto él mismo suele incrementarlo.


5) El poder referente se basa en la identificación del/a alumno/a con el/la profesor/a. Cuanto mayor sea la atracción del alumno hacia el profesor mayor será dicho poder. El cambio de conducta del alumno producido por el poder referente puede ser enseguida independiente de la presencia del profesor. Y a través de él puede influir en una gran variedad de conductas del alumno. Las innovaciones educativas que aquí se presentan, en las que se aproximan los papeles del profesorado y el alumnado, suelen incrementar de forma muy significativa el poder referente de aquél; aumentando así su eficacia para educar en valores y disminuyendo la necesidad de sancionar, con las consecuencias positivas que de ello se derivan para la calidad de la vida en el aula, tanto para el profesorado como para el alumnado.



Articulo sacado de:


Convivencia escolar y prevencion de la violencia


por Mª Jose Diaz y Aguado


Estos son los tipos de poder que el profesorado puede ajercer en los alumnos,cada cual elegira el mas acorde con su persona y clase.

Podremos de este modo potenciar valores desde otros ambitos de forma indirecta pero efectiva.

lunes, 14 de enero de 2008

ATENDIENDO A LA DIVERSIDAD


Encontre este articulo publicado por EL PAIS en Mayo del año pasado
Deseo que os parezca interesante.El articulo comienza asi

Las Administraciones deben impedir la creación de centros- gueto, consecuencia de la política de admisión de alumnos

Es necesario fomentar la colaboración familia-escuela, auténtico talón de Aquiles de nuestro sistema educativo

Tras una larga etapa de acciones y declaraciones polémicas, discusiones y jornadas de debate, las organizaciones sindicales, padres, alumnos y titulares de centros de enseñanza, con representación en el Consejo Escolar del Estado, hemos fijado, en los últimos tiempos, una estrategia común sobre las líneas de actuación a seguir para mejorar la convivencia en los centros educativos. Este proceso culmina este martes con la primera reunión de constitución del Observatorio para la Convivencia Escolar.

No aceptamos ningún tipo de violencia que se pueda producir en la sociedad y, especialmente, en los centros educativos, y pedimos prudencia a los medios de comunicación, que a menudo se hacen eco de datos poco serios, que presentan como habitual lo que sólo es ocasional y que elevan a categoría de violencia lo que sólo son episodios de indisciplina. Afortunadamente, en los centros educativos las relaciones entre los miembros se caracterizan, muy mayoritariamente, por el aprecio, el respeto y la solidaridad.

Tenemos que aclarar que probablemente no existe mayor violencia escolar que hace una década, aunque sí podríamos afirmar que se han incrementado los casos de indisciplina y falta de respeto, que hacen difícil la convivencia, lo cual tiene que ver con la existencia de centros-gueto o la falta de límites familiares, entre otros factores. Lo que sí ha crecido es la sensibilidad hacia la violencia escolar, al igual que respecto a la violencia doméstica, de género o laboral, lo cual es un signo de madurez de nuestra sociedad. En todo caso, es pertinente evaluar de forma rigurosa la situación real de la convivencia en los centros educativos, con datos empíricos, y adoptar así las medidas que consideren más oportunas.

Pero, ¿qué propuestas hacemos las organizaciones que escribimos este artículo? Primero, desechar los análisis simplistas que pretendan encontrar soluciones fáciles para solucionar los problemas de la escuela, y contemplar que vivimos en un contexto de cambios sociales vertiginosos. Además, estamos convencidos de que los problemas relacionados con el clima escolar sólo pueden afrontarse con la colaboración de todos. La realidad nos viene demostrando con tozudez que no tiene sentido dejar que la escuela se haga cargo exclusivamente de todos esos problemas, como si la educación no fuera un asunto de todos, y no sólo del sistema educativo.

Muchas administraciones autonómicas, al amparo del clima de diálogo educativo en el ámbito estatal, ya han suscrito pactos por la convivencia, junto con sindicatos del profesorado, federaciones de padres y madres y organizaciones de estudiantes, además de otras organizaciones sociales. Hacemos un llamamiento a la generalización de estas iniciativas a todas las comunidades.

La mejora de la convivencia escolar empieza por la responsabilidad compartida de todos los miembros de la comunidad educativa, implicados directa o indirectamente en la educación. Por ello, es necesario fomentar la colaboración familia-escuela, auténtico talón de Aquiles de nuestro sistema educativo, para que tanto padres como profesores dispongan de una mayor información sobre los menores y sepan así prevenir los problemas de convivencia que puedan surgir. En este sentido, también es preciso reforzar la acción tutorial, facilitar la participación de las familias en las asociaciones de padres y madres, en los consejos escolares y en otras actividades del centro educativo y, sobre todo, desarrollar políticas de conciliación de la vida laboral y familiar, como la regulación de los horarios laborales en función de las necesidades de los menores y de los adultos.

Además, hay que implementar una serie de medidas para prevenir los conflictos: institucionalizar las comisiones de convivencia en los centros, crear equipos de mediación integrados por alumnado, profesorado y familia; reducir las ratios de alumnos por aula; y formar al profesorado en resolución de conflictos entre otras iniciativas.

A nivel general, las Administraciones educativas deben impedir la creación de centros-gueto, cuya creación es consecuencia de las políticas de admisión de alumnos desarrolladas en los últimos años, que han permitido a los centros concertados desentenderse de su responsabilidad social de escolarizar a todo tipo de alumnado.

Pero todas estas medidas para atender a la diversidad del alumnado requieren un incremento del gasto público en educación, mejor deberíamos denominarlo inversión pública, y una mejor gestión de esos recursos, que aunque ya se ha iniciado en estos últimos años, es necesario que se prolongue en el tiempo.

Supone un avance importante que organizaciones educativas con planteamientos dispares hayamos llegado a un acuerdo para la mejora de la convivencia, iniciativa que también fortalece las expectativas de la sociedad para la mejora de la calidad del sistema educativo, para cuya tarea, como hemos indicado, es fundamental la implicación del conjunto de la comunidad educativa y de la sociedad.

Video sobre el acoso escolar

Video publicado por la junta de Castilla Leon ,sobre el acoso escolar.

SI QUIERES PUEDES.


domingo, 13 de enero de 2008

CURRICULUM Y CONVIVENCIA ESCOLAR



Al relacionar el currículum con la convivencia escolar y la calidad de la educación, de una u otra manera, se estará indagando, con una mirada crítica, el currículum explícito, el currículum oculto y también el currículum nulo.


Dicho de otra manera, al vincular la convivencia escolar con el curriculum se está, por un lado, preguntando por cuáles son los aprendizajes que se debieran intencionarse deliberadamente con el fin de promover la convivencia escolar


Por el otro, nos desafía a interrogar la cultura escolar con el fin de tomar conciencia de cuáles son los mensajes ocultos que desde ella se están enviando en relación con la convivencia escolar. Se suma a esto, la necesidad de indagar y cuestionar por qué ciertos aprendizajes vitales para la convivencia escolar como son los relacionados, por ejemplo, con la educación en derechos humanos, educación para la paz, educación para la resolución de conflictos en términos pacíficos educación para la tolerancia y la no-discriminación, educación para la intersubjetividad y la alteridad, tienen escaso poder, legitimidad y presencia en el curriculum.

Cuando decimos que estamos asumiendo en este análisis una mirada o perspectiva crítica del curriculum estamos, por un lado, concibiendo el curriculum como producto de las distintas intervenciones sociales y agencias que se dirigen a la transformación de la sociedad, las cuales pasan por asumir las funciones de seleccionar, transmitir y evaluar la cultura desde un compromiso político y por el otro, queremos hacer notar que la convivencia escolar se desarrolla en un contexto social, económico, cultural y político de orden nacional e internacional que la condiciona .


En otras palabras, un contexto en el que priman los conflictos sociales, la pobreza, la delincuencia, la impunidad, una economía de mercado-consumista, así como lo que esta sucediendo en el mundo en materia de terrorismo y su forma de abordarlo, tiene algo o mucho que ver con la convivencia escolar.


Para comenzar, debemos hacer notar que desde el discurso curricular oficial- explicito - manifiesto existe una intención deliberada por que los estudiantes logren una serie de objetivos de aprendizaje vinculados con la convivencia escolar. Sin embargo, las instituciones educativas y sus docentes hacen traducciones, interpretaciones y recontextualizaciones sobre este discurso oficial que no siempre es conducente y facilitador de la convivencia escolar. Desde la práctica docente en el aula y la cultura escolar, es decir desde el curriculum oculto, se entregan mensajes que no sólo no favorece la convivencia escolar sino que en ocasiones la dificultan, la distorsionan
y no la promueven


En efecto, desde el curriculum oficial–explícito – se intencionan una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores vinculados a la convivencia escolar. El Marco Curricular de los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios (OF- CMO) y de los Programas de Estudios elaborados por la Unidad de Curriculum y Evaluación del Ministerio de Educación se explicitan aprendizajes que dicen estrecha relación con la convivencia escolar. Por de pronto, los Objetivos Fundamentales Transversales (OFT), como parte integral del Marco Curricular nacional (Decreto Nº 240 y 220) , conjugan en un todo integrado e indisoluble el desarrollo intelectual con la formación ético social de alumnos y alumnas y de esta manera incorporan una serie de objetivos relacionado con la convivencia escolar. Es así como en e dominio del Crecimiento y Autoafirmación Personal se sitúan objetivos que apuntan al desarrollo de habilidades comunicativas que les permitan a los estudiantes conectarse con otros, de empatía y de servicio , afianzando el sentido de pertenencia al
grupo.

En el ámbito de la formación ética se espera el desarrollo de la tolerancia y la no-discriminación. Las habilidades se relacionan con aquellas vinculadas a los procesos de autorreflexión y resolución de problemas, de modo de fortalecer la capacidad de tomar decisiones de manera autónoma, consciente y responsable. Junto con ello, se busca acrecentar las habilidades sociales, comunicativas y de servicio, en la perspectiva de que los y las estudiantes se vean a sí mismos como miembros de una humanidad que requiere de ellos para crecer y desarrollarse..En el ámbito de la persona y su entorno, las habilidades centrales se relacionan con los ámbitos social y comunicativo, con el objetivo de que los y las jóvenes aprendan a interesarse por el entorno social y geográfico en que viven, interactuando comunicativamente con otras personas y grupos, expresando y argumentando opiniones e ideas, así como también, trabajando conjuntamente con otros con quienes relacionarse en un ambiente de respeto y colaboración.


Ahora bien, y sólo a manera de ejemplo, se constata que tanto los OF- CMO como los Programas de Historia y Ciencias Sociales de la enseñanza básica y media intencionan de manera reiterativa un aprendizaje que es central para la convivencia social: el respeto a la diversidad. Existe una preocupación preferencial porque los estudiantes reconozcan la diversidad de visiones que existen sobre los problemas sociales, respetando el derecho de plantear y debatir diferentes puntos de vista; que reconozcan similitudes y diferencias entre grupos sociales y culturales; que se percaten de los prejuicios y estereotipos existentes; que analicen situaciones discriminatorias en sus propias vidas, en sus familias y colegio y las consecuencias sociales de los prejuicios (humillación, exclusión, inequidad) que profundicen en las consecuencias negativas del etnocentrismo y la negación del otro . De esta manera, al aproximarse al estudio de los conflictos bélicos desde una perspectiva de educación para la paz se extrapola hacia las situaciones conflictivas que se viven en el ámbito escolar


Otro sector de aprendizaje que se vincula directamente con una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores relacionados con la convivencia escolar es el del Lenguaje y Comunicación. Se conceptualiza el lenguaje como acción y en este sentido se espera que los estudiantes desarrollen la capacidad de controlar efectos indeseados de sus actos de habla, que den cuenta del poder del lenguaje de influir y actuar sobre las personas moviéndolas a adoptar determinados comportamientos, actitudes o posiciones, y de cuán perjudiciales pueden ser muchos de éstos actos si no se tiene conciencia clara de lo que se está haciendo al usar el lenguaje, y aprendan a controlarlos.


Se pone especial atención, en el desarrollo del acto de escuchar comprensivamente como condición básica de la tolerancia y el respeto por los puntos de vista propios y ajenos y se espera que los estudiantes comprendan la diferencia entre afirmaciones de hechos y expresiones de opinión, para así establecer relaciones respetuosas. Se hace hincapié en la práctica del discurso argumentativo que no sólo desarrolla competencias lingüísticas sino que favorece el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza, de consideración y respeto por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de capacidades para sostener y defender los propios, con fundamento y no de manera caprichosa o arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros son efectivamente convincentes, así como no dejarse influir por ellos cuando responden a intenciones o posiciones que no se comparten


De igual forma, se insiste en que las lecturas que realizan los estudiantes deben conducirlos, entre otros aprendizajes, a incursionar en la interioridad de su conciencia y en problemas y temas relativos a las relaciones humanas, a la convivencia, a las distintas formas en que los seres humanos viven y se relacionan con otros, con su entorno natural, cultural, social, histórico y en las que se manifiestan valores -y antivalores- que se ligan con la convivencia escolar
Tal como se señaló con anterioridad, la pregunta que surge es cuál es la significación- resignificación- mutación que las instituciones educacionales en su cultura escolar y en las prácticas docentes se hacen del curriculum explícito. En otras palabras, estamos preguntando por cuál es la “traducción” que hacen las instituciones del curriculum oficial, cómo se recontextualiza el curriculum oficial , en la cultura escolar( curriculum oculto) y en las prácticas docentes; cuál es la distancia entre el “curriculum intencionado” y el “curriculum aplicado” Es necesario reconocer que la propuesta curricular que se define a nivel de la política y que es consensuada por distintos sectores de la sociedad, pasa por distintos filtros y mediaciones hasta que se incorpora en las prácticas pedagógicas y en la vida cotidiana de la escuela.

El filtro por el cual necesariamente llega la propuesta curricular a la escuela pasa por la cultura escolar, es decir por el curriculum oculto de la escuela que se asienta en las relaciones interpersonales entre el docente y el alumno; entre estos y sus pares; entre las relaciones jerárquicas que priman entre docentes directivos, docentes de aula, paradocentes y auxiliares, y también, y en forma muy importante en la relación que la institución escolar establece con los padres de familia. Es en este ámbito donde se viabiliza la convivencia escolar, en donde se crean condiciones para que los objetivos de aprendizaje explícitos de la convivencia escolar encuentren su integración a la gestión de aprendizajes significativos, o bien se dificulten y propicien su fragmentación . Es en la cultura escolar, vista como una red compleja de mensajes implícitos e interrelaciones sociales , donde se construye el “currículo real” de la convivencia escolar.
Pienso que una cultura escolar favorecedora de la convivencia es constructora de sujeto, de un sujeto de derechos y responsabilidades. Es una cultura reconocedora y promovedora de la diversidad y moralmente pluralista.


Una cultura escolar constructora de sujeto en y para la convivencia es una que promueve la capacidad y el poder de actuar, es decir empodera al estudiante para que haga exigencias y haga vigente los derechos propios y el de los otros , es una que atiende la pluralidad de los estudiantes, sin descalificaciones y desvalorizaciones, es una que se fundamenta en la presunción de la igualdad valórica de las personas y en consecuencia nadie puede a priori ser juzgado como no valioso, desarrollando una actitud de respeto mutuo, es decir de aceptación del Otro como un legítimo otro, como un ser diferente de mí, legítimo en su forma de ser y autónomo en su capacidad de actuar y exigir que otros tengan una actitud semejante con él.( Magendzo,2000)
El “empoderamiento”, está vinculado, con el desarrollo de las competencias lingüísticas y comunicativas de los de los estudiantes en la que aprenden ano aceptar demandas arbitrarias, indebidas y extralimitadas que menoscaban sus derechos. Tiene el derecho a escoger y en esa medida a decir “esto no es aceptable para mí ”, a manifestar con argumentos” esto me denigra y por lo tanto lo rechazo” y de esta manera reafirmar su dignidad como persona. De igual forma un sujeto de derecho tiene la capacidad de hacer y cumplir promesas y de requerir que otros cumplan con las promesas que han contraído.



La convivencia en el lenguaje y la comunicación es también una invitación para que los profesores y profesoras analicen su práctica docente. Una práctica docente conducente a la convivencia escolar es aquella en que los intercambios lingüísticos entre el profesor o la profesora y los y las estudiantes y de estos entre sí, las explicaciones, opiniones, comentarios, puntos de vista, referencias explícitas se sostengan con fundamentos y antecedentes. Se trata de que los estudiantes y también los docentes aprendan a emplear la argumentación como herramienta para convencer razonadamente o de persuadir afectivamente a los demás acerca de la validez de sus posiciones. En este sentido es importante que fortalezcan no sólo las habilidades comunicativas, sino que también el desarrollo de un pensamiento autónomo, estructurado reflexivamente y con disposición a la crítica y el diálogo; la disposición a aceptar y respetar los puntos de vista divergentes, apreciando el aporte de estas actitudes para la formación personal y la convivencia democrática.


En este sentido, una cultura escolar promovedora de la convivencia escolar en la perspectiva de un curriculum crítico, es aquella que combina dos racionalidades complementarias: la racionalidad de la acción regulada por normas y la racionalidad de la acción comunicativa .


La acción regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario que se topa con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que orientan su acción por valores comunes (Habermas,1987),Estas normas son reconocidas intersubjetivamente y su función es establecer interrelaciones interpersonales. Desde esta perspectiva, la convivencia escolar se orienta por valores comunes y por reglas sociales comunes, los estudiantes son juzgados, por una parte para determinar si sus comportamientos o acciones concuerdan o se desvían de las normas consideradas legítimas, y por otra, se observa si las normas vigentes están justificadas o no, si merecen o no ser reconocidas como legítimas.


La racionalidad de la acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que entablan una relación interpersonal . Los actores buscan entenderse sobre una situación de acción para poder así coordinar de común acuerdo sus planes de acción y con ello sus acciones.